domingo, 18 de septiembre de 2011



EL PRINCIPITO

Antoine De Saint - Exupéry




El principito para mí, es la representación del hombre en su estado puro, mientras que el aviador simboliza al niño que tuvo que convertirse en un hombre racional y duro para ser comprendido y aceptado en la sociedad.
Las personas mayores a veces somos tan superficiales,  que nos olvidamos de las cosas esenciales, las que realmente importan, perdemos tanto tiempo buscando la felicidad  en cosas materiales, sin darnos cuenta que la misma esta en cosas tan sencillas como reír, jugar, estar con las personas que queremos, perdemos nuestro tiempo valioso en buscar cosas que no son indispensables. No disfrutamos el  hecho de estar vivos, de tener un día más de vida.
Aparte somos prejuiciosos, vemos solo la “corteza” de las personas, las juzgamos sin averiguar el porqué de las cosas, sin esperar a conocerla, solo la miramos y ya creemos que lo sabemos todo, nos creemos con el derecho de discriminar a cualquiera que no, nos parezca “normal” o igual a nosotros. Todos somos únicos, todos tenemos una realidad diferente, cada uno tiene su perspectiva de la vida, y esto no nos hace “anormales”, nos hace especiales y diferentes.
Somos tan vanidosos que necesitamos que los demás nos vean bien, que nos aprueben, dejando atrás nuestra autenticidad, queremos escuchar solo cosas buenas, pero si nos dicen alguna palabra que no queremos, entonces nos tapamos los oídos y hacemos caso omiso a esa critica que puede ser constructiva para el bien de nuestra vida. No dejemos que nuestra vanidad vende nuestros ojos, y que olvidemos, que tenemos personalidad propia, que existe una realidad, “un principito” dentro de nosotros que quiere salir pero que se esconde solo por el miedo a no ser aceptados.
Tratemos como padres, madres, hermanos, etc., de ayudar a que los niños no pierdan esa ternura y esa inocencia que los caracteriza cuando crezcan, tratemos de fomentar sus habilidades, no dejemos que se trunquen sus sueños sin dejarlo que explore el mundo por si solo, no les impongamos las cosas que queremos que sean como por ejemplo la profesión, tenemos que darnos cuenta que las decisiones que tomen van a ser para su vida, para su crecimiento emocional, profesional,  social, etc. Si le damos todo hecho, se convierten en conformistas, sin saber que lo que más nos cuesta es lo que más nos llena,  el sacrificio que hacemos, al final se ve recompensada con la meta alcanzada, lo que hacemos con nuestras manos es más gratificante que lo que ya esta hecho o lo que te dan haciendo los demás, ahí puedes tomarte el atributo de decir “esto lo hice yo”, en vez de tomarte méritos ajenos.   Pero eso sí, cada cosa que hagamos por más pequeña que sea,  hay que ponerle lo mejor de nosotros, dar todo y más de lo que tenemos, porque lo que hacemos es el reflejo de lo que somos.

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